domingo, 15 de enero de 2012

Mi árbol

A continuación exponemos un juego muy apropiado en los tiempos que corren, donde estamos ocupadísimos con nosostros mismos y la mayoría sólo paramos a critircar lo que no nos gusta de los demás, sin paranos a valorar lo positivo que hay en ellos. Este juego favorece el conocimiento propio y de los demás, además de estimular la auto afirmación y la valoración positiva de los demás, lo cual nos lleva a trabajar la autoestima. Consiste en lo siguiente:

Cada participante dibujará en un folio, o en tamaño más grande, un árbol con raices, tronco, ramas, hojas y frutos. Una vez dibujado deberá de poner en las raices las cualidades y capacidades que cree tener; en las ramas puede poner las cosas positivas que hace, y en las hojas y frutos sus exitos y triunfos. Después de un tiempo estimado para realizarlo se hará una puesta en común en la que cada participante presentará su árbol y explicará sus características. En este momento cualquier miembro del grupo se podrá levantar y añadir, mientras lo explica, nuevas raices, ramas o frutos del compañero que expone.

Es un ejercicio muy bonito y puede que lleguemos a sorprendernos de las cosas tan bonitas que la gente ve en nosotros. Espero que os guste!


 

El ciego y El Lazarillo

¿Habéis intentado alguna vez andar por la calle con los ojos cerrados teníendo el apoyo de alguién que nos guia con su mano o su voz?... Imagino que no es algo muy usual de hacer... Pues bien, hoy vamos a mostrar una dinámica de grupo que nos ayuda a fomentar la confianza entre el grupo y compañeros, y se trata de lo siguiente:

Lo primero será buscar un sitio para realizar esa dinámica, y estaría bien un lugar abierto con obstáculos, como un parque con árboles y columpios de niños, o si no pudiéramos optar a salir del recinto, podríamos en un lugar abierto, utilizar sillas como obstáculos, colocándolas en los lugares que querámos entre la salida y la meta del recorrido que les indicaremos a los participantes en el juego. En pareja, uno se vendará los ojos con un pañuelo mientras el otro será el guia, y su deber es guiar a su compañero con la palabra sin haber sufrido daños de choque hasta la meta indicada por el educador. Después los roles se cambian y se vuelve a repetir.

Después de que los alumnos hayan realizado el recorrido el educador debe reunirlos a todos para preguntarles por al experiencia, insitiendo en las sensaciones que han tenido durante la realización del ejercicio, (miedo, seguridad, sencillez, etc). Aquellos alumnos que sean más confiados habrán tendido una experiencia más tranquila que los otros.